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Enfermedades Oculares en Mascotas

 

Cuando vemos una anomalía en el ojo de nuestra mascota debemos evitar el intentar tratarlo con remedios caseros, o con los que nos recomienden profanos en el tema, incluidos farmacéuticos, ya que nos arriesgamos a terribles consecuencias que pueden llevar a la perdida de la visión, total o parcialmente, o incluso a la perdida física del ojo.

Una de las patologías más comunes es el denominado síndrome del "ojo rojo". Vamos a intentar exponer la importancia de este síndrome y la necesidad de intervención del veterinario para poder dilucidar si es una conjuntivitis vulgar o un glaucoma agudo y la gravedad que este enrojecimiento tiene.

 

 

Conjuntivitis

 

 Este grupo de enfermedades se llama así por tener en común un síntoma tan simple como tener la conjuntiva del ojo enrojecida. Esto es debido a que algo produce inflamación o irritación en el ojo, y como respuesta de defensa, el organismo aumenta el riego sanguíneo de la conjuntiva que recubre el párpado y el globo ocular. Pero el problema radica en saber que ocurre realmente en el ojo y a que parte del mismo afecta, ya que un tratamiento erróneo puede causar una pérdida de visión o del propio ojo.

Para poder diferenciar, cuál es el auténtico origen del problema y poder optar a la solución más adecuada, el veterinario ha de realizar una exploración minuciosa, y una serie de pruebas especiales, que en muchos casos, solo el especialista en oftalmología podrá llevar a cabo con acierto.

 

 

¿Cómo actuar frente al ojo rojo?

 

Ante todo no hemos de darle al ojo "esa medicina que le fue tan bien la ultima vez", ya que no sabemos sin las pruebas adecuadas, que origina ese ojo rojo y si esa medicación lo va a dañar o curar.

Lo que siempre podemos hacer es lavar el ojo con alguna solución isotónica para el ojo, como las lágrimas artificiales o el suero fisiológico. 

A falta de ello, se pueden usar los remedios caseros típicos como el agua hervida con sal, la manzanilla, el té, etc... pero por supuesto solo de manera inicial y transitoria para que el especialista reconozca ese ojo y diagnostique cual es el problema, para así poder poner un tratamiento correcto, ya que si no se hace así el peligro que corre la salud ocular de nuestra mascota es muy alto.

 

Repito que la automedicación en cualquier campo es peligrosa, pero en la oftalmología es suicida.

 

 

Conjuntivitis

 

Es el origen más normal del ojo rojo. Esta afección consiste en la inflamación de la conjuntiva, en la cual los vasos sanguíneos se engruesan y aumentan en cantidad. Generalmente el animal siente picor o dolor e intenta rascarse con las patas los ojos, agravando el problema.

El lavar el ojo en estos casos con líquidos emolientes como la manzanilla, o el té, alivia de forma transitoria este picor o escozor. Es más correcto el uso de suero de lactato de ringer, o en su defecto, agua hervida con sal.

 

 

Conjuntivitis por celulitis retrobulbar

 

Los orígenes de las conjuntivitis son múltiples y van desde los típicos golpes que se dan los perros jugando con pelotas, hasta infecciones de tipo vírico o clamidial. También se producen por irritación de cáusticos como el champú o por rascado del propio animal en casos de alergias con mucho picor, que suele afectar más a los párpados y la cara.

En estos casos el veterinario puede realizar pruebas en la exploración, como una toma de muestras para hacer una observación en el microscopio, y estudiando los distintos tipos de células, aproximar el diagnóstico hacia un origen inflamatorio o infeccioso o tumoral.

Cada tipo de conjuntivitis tiene un tratamiento específico y sin un buen diagnóstico, generalmente va abocado al fracaso.

 

 

La uveítis o inflamación del interior del ojo

 

Este es uno de los problemas más graves e imperceptibles para el profano, sobre todo cuando solo se aprecia en el ojo un enrojecimiento y poco más. Es una patología grave porque lleva a la ceguera por varios caminos pero generalmente debido a que puede originar un glaucoma (aumento de la presión del interior del ojo), y este en los perros habitualmente desemboca antes o después en la ceguera, otra consecuencia muy frecuente es el desprendimiento de retina. 

Los síntomas que se pueden apreciar son que el perro rehuye la luz directa sobre los ojos, cierra con fuerza los párpados, la pupila es de un tamaño menor que la del otro ojo, y puede tener sangre o precipitados de pus o fibrina en cámara anterior.

El oftalmólogo puede ver un descenso de la tensión del ojo, un infiltrado de vasos sanguíneos en el iris, que puede variar algo su color.

En ocasiones las uveítis crónicas dan lugar a unas estructuras muy llamativas de forma redondeada, dentro de la pupila, que se llaman quistes iridales. 

 

 

Las inflamaciones del interior del ojo suelen originarse por traumatismos (golpes con ramas), infecciones como leishmaniosis, peritonitis infecciosa felina o moquillo canino, cataratas, ulceras corneales, enfermedades sistémicas inmunomediadas, etc...

De todos modos si se trata la causa y la propia inflamación el pronóstico para la gran mayoría de las uveítis es bueno, pero es fundamental la supervisión por parte del veterinario, para evitar que aparezcan complicaciones.

 

 

Las queratitis

 

 

 ¡Vaya palabra! Se refiere a las inflamaciones de la parte transparente del ojo, a través de la cual vemos la pupila y el iris. Estas inflamaciones pueden dar una ulcera en el tejido mas exterior, o una opacidad de la cornea, volviéndola de color nacarado, azulado u oscuro.

Se pueden deber a infecciones que son especialmente peligrosas en razas de ojos saltones, como el pequinés, el griffon de Bruselas, el shih-tzu, etc. Porque pueden originar perforaciones del globo ocular.

Las queratitis tienen orígenes muy variados, pero posiblemente uno de los más peculiares y frecuentes es la falta de lágrima o la alteración de su calidad, originando lo que se llama el síndrome de ojo seco. 

La mala calidad de la lagrima o su falta da lugar a cambios químicos en la superficie de la cornea, que la vuelven opaca y la hacen inflamarse, con el consiguiente enrojecimiento del ojo. El ojo seco en veterinaria, frecuentemente es de origen inmunomediado, y tiene un tratamiento especifico y eficaz, pero con el inconveniente de que no se puede suspender.

 

Otro origen habitual es las malformaciones parpebrales, que como en el caso del denominado entropión, producen irritación de la cornea y la conjuntiva debido a que por un defecto en la tensión del margen del párpado, este se enrolla hacia el interior del ojo haciendo que las pestañas y los pelos del párpado toquen dentro del ojo y lo lesionen de continuo. En estos casos las queratitis que se producen suelen originar una ulcera en la córnea.

Hay queratitis que se producen por exposición a los rayos solares, que dan lugar a la activación de forma errónea del sistema inmunológico, y este ataca a la córnea, dando lugar al denominado pannus del pastor alemán.

 

 

Las úlceras

 

 

Si las úlceras son peligrosas y el ojo esta en peligro, además del dolor que pueda sentir el animal, con el glaucoma, el animal sufre uno de los dolores más intensos que existen, ya que sienten como si el ojo reventara. Esto se debe a que el glaucoma consiste en el aumento de la presión del interior del ojo. Es como un globo al que se le hincha demasiado, solo que ese globo tiene sensibilidad al dolor.

 

El glaucoma se incluye entre los causantes del "ojo rojo", porque su principal síntoma es un enrojecimiento de la conjuntiva, y en ocasiones de la propia cornea, aunque en casos muy graves se vuelve azulada. 

 

Otros síntomas son que los vasos sanguíneos de la esclera (la parte de color blanco alrededor del iris), se inflaman y engruesan haciéndose tortuosos, y la pupila se dilata de forma exagerada. Cuando se presentan ya todos estos síntomas, el tratamiento generalmente llega tarde para retrasar la ceguera y el dolor. Lo normal es que aparezca en perros viejos, aunque hay formas congénitas, y se puede prevenir pidiendo al veterinario que estudie el fondo de ojo y la presión del mismo de forma rutinaria, a partir de los 5 años de vida de nuestro animal.

 

 

 

Glaucoma

 

El glaucoma se incluye entre los causantes del "ojo rojo", porque su principal síntoma es un enrojecimiento de la conjuntiva, y en ocasiones de la propia cornea, aunque en casos muy graves se vuelve azulada.  

 

 

Otros síntomas son que los vasos sanguíneos de la esclera (la parte de color blanco alrededor del iris), se inflaman y engruesan haciéndose tortuosos, y la pupila se dilata de forma exagerada. Cuando se presentan ya todos estos síntomas, el tratamiento generalmente llega tarde para retrasar la ceguera y el dolor. Lo normal es que aparezca en perros viejos, aunque hay formas congénitas, y se puede prevenir pidiendo al veterinario que estudie el fondo de ojo y la presión del mismo de forma rutinaria, a partir de los 5 años de vida de nuestro animal.

 

El glaucoma es una sentencia de ceguera segura para el perro, ya que los avances quirúrgicos y médicos de que disponemos hoy en día, lo único que logran es retrasar la degeneración de la retina. Aunque de todos modos solo el evitarle el dolor al animal ya hace que sea importante el tratarlo correctamente.

 

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